tag:blogger.com,1999:blog-958444349937918182024-03-08T00:56:33.946-08:00RI-JOCOSASEscribir cuentos cortos que no sobrepasen una página, con un tema capaz de distender a su lector además de mostrarle elementos culturales observables en el diario vivir de nuestra gente.Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.comBlogger26125tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-28734454400339199422013-06-15T15:14:00.001-07:002013-06-15T15:14:58.984-07:00La Creación<br />
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Cansado de meditar sobre la complejidad de su obra: los problemas que le traería su ángel preferido; los pesares que iba a significar sacar a sus hijos del jardín; el dolor de ver a su unigénito atravesado por los clavos del pecado, decidió posponer trabajo para más tarde. <br />
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Bernardo RijoBernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-43536830676852474962013-06-14T07:35:00.000-07:002013-06-14T07:35:32.078-07:00El Descubrimiento<br />
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No del todo convencido firmaba el Rey las Capitulaciones sin darse cuenta de que la Reina no lucía ni una sola de sus joyas.<br />
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Bernardo Rijo <br />
Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-61195469950911247892013-06-14T07:31:00.002-07:002013-06-14T07:31:35.460-07:00Isaac<br />
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Descansaba bajo la sombra de un cocotero cuando recibió el golpe que nos impidió saber que había amor entre los objetos y que la luz blanca estaba llena de colores.<br />
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Bernardo Rijo<br />
Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-29187811899924236012013-06-14T07:11:00.000-07:002013-06-15T08:16:44.993-07:00El VoceroAún faltaba uno de los estudiantes por entregar su trabajo.<br />
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Todas las especies se adaptaban lentamente a su nuevo hogar. Les crecieron los dientes, engrosaron sus pieles, se llenaron de pelos, perdieron partes, buscaron padres adoptivos, mataron para vivir…<br />
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La lucha por la luz hacía pretender el cielo a los arboles, se hacían esbeltos. Unos se mudaron para los desiertos, demostrando así los cuidados tomados por su creador. Llegaban hasta la latencia esperando una lluvia que no llegaba.<br />
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Se oye un grito. El último trabajo ya nació; descubrió el fuego; subordinó las plantas; forjó el metal; creo las riquezas; se adueño del mundo. Los trabajos de todos los estudiantes le temen a Adán. <br />
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Pasaron las eras. <br />
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Todos los estudiantes estaban ansiosos reunidos en el salón a la espera del gran jurado. Muchos de ellos se lamentaban porque sus creaciones habían desaparecido. Entran los jueces y todos se ponen de pie. Luego de que el jurado toma asiento, todos hacen lo mismo. El vocero del gran jurado va a tomar la palabra. Busca con su dedo índice, como si leyera una lista en orden alfabético, en un voluminoso libro. Se detiene; levanta la vista hacia el público. Todos esperan ansiosos lo que va a decir.<br />
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“¡Levante la mano el que entregó un trabajo hecho a su imagen y semejanza y que firma con el seudónimo de Jehová!”, dice el vocero.<br />
Dios levanta la mano en el fondo del auditorio.<br />
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“Reprobado”, sentencia el vocero.<br />
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Bernardo Rijo<br />
Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-55434863689216509732013-06-14T07:07:00.001-07:002013-06-14T07:07:33.032-07:00Toby<br />
Todos dormían cuando el río arrasó el pueblo. La oscuridad de la noche impedía ver de dónde venía el agua que arrastraba cuerpos y casas. Gritos de auxilio sin eco en nadie que pudiera socorrer, se oyeron por horas. <br />
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El amor por Toby hizo que se organizara entre los sobrevivientes y algunos vecinos de poblados aledaños una búsqueda. Todos estaban de acuerdo en que había que encontrarlo. Estaban llenos de esperanza porque sabían, que aun siendo tan joven, el pequeño sabría salir, primero porque tenía un sueño ligero, y luego porque nadaba de tal forma que ya había sorprendido más de una vez a los lugareños.<br />
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“Tenemos que encontrarlo”, decía el jefe de policía. “Tal vez se ha ido muy lejos y no ha podido encontrar el camino”.<br />
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Troncos de árboles, camas, neveras, planchas de zinc, mezclados con el lodo, hacían del ambiente algo que obligaba a enjugar las lágrimas de todos en la expedición. Dos días pasaron y la búsqueda aún continuaba. El Padre Manuel pedía al altísimo que les permitiera encontrarlo con vida. Muchos cuerpos encontrados sobre la marcha iban desmoralizando cada vez más al grupo. Jonathan, un jovencito miembro del cuerpo de Bomberos, caminando con dificultad entre el lodo que le llegaba a las rodillas, ve algo oscuro que aceleró sus latidos. Estaba a menos de diez metros del cuerpo cuando el suelo se hizo más profundo. “Tengo que llegar a él”, pensaba. El lodo, que ahora le llega a la cintura dificulta su movilidad. Divisa la rama de un árbol caído y camina sobre su tronco para y así poder llegar. <br />
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La duda se apodera del joven bombero. Grita a los demás para advertir sobre su hallazgo y todos van a su encuentro. El tiempo que lleva a medio enterrar los confunde y deciden envolverlo en una manta para llevarlo al Padre Manuel. Todos están muy tristes.<br />
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El Padre está sentado en una roca cuando allá llegan todos. Jonathan descubre el cuerpecito ya hinchado y hace un gesto como si le pidiera que lo identificara.<br />
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“Si, ese es mi perrito”, dice el padre con los ojos anegados en lágrimas.<br />
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Bernardo Rijo<br />
Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-61740114161523972652010-07-22T17:09:00.000-07:002010-07-22T17:15:24.810-07:00El Pequeño CreadorGolpeaba con sus pequeñas manos el barro para sacarle agua y endurecerlo. En poco tiempo se dio cuenta que duro mantenía mas la textura cuando modela las piernas, los brazos o cualquier otra parte del cuerpo. “Voy a hacer un hermanito”, dijo en voz alta. Con casi seis años, sigue las instrucciones que escuchó en la misa a donde había ido con su madre el domingo anterior. El padre explicaba el fenómeno de la creación. “Y Dios tomo un poco de barro…”. Allá en el fondo del patio, con las manos enlodadas, Fernando preparaba con cuidado cada parte de su creación. Necesitaba compañía y su hermanito iba a dársela. “Papa se pondrá muy contento cuando venga de Nueva York y me encuentre jugando con Adán”, así pensaba llamarlo, siguiendo los consejos del padre Rodrigo.<br /><br /> No ha visto nunca a su padre. Por varios años ha tenido que esperar para poner en orden sus papeles. Llegó a NY con visa de paseo y se quedó hasta que pudo casarse con una nacional y comenzar los preparativos para su cambio de estatus. Rosina siempre ha hablado a Fernando de su padre. Así se enteró que estaba en NY y que pronto vendría. Pronto era un tiempo extrañó para Fernando porque no significaba lo mismo en la casa que en la escuela. <br /><br /> Después de 5 años de ausencia, Rodolfo había espaciado sus llamadas, sus cartas dejaron de llegar poco menos de seis meses luego de su partida. Pasaron meses en los que Rosina sabia de Rodolfo solo cuando veía su nombre en el espacio destinado a quien firma el money-order. José Ramón, un compañero de trabajo, escuchó más de una vez sus lamentos cuando la acompañó a retirar dinero.<br /><br /> “Te llamare cuando me lleguen los papeles”, fue la última frase que le escuchó decir a Rodolfo por teléfono hace seis meses. <br /><br />- ¿Qué te pasa Rosina?- pregunto José Ramón por teléfono.<br /><br />- Nada- respondió seguido de un largo silencio.<br /><br />- ¡Rosina, Rosina!<br /><br /> El trabajo estaba terminado y Fernando se sintió muy contento. Una mariposa revoloteaba cerca del taller del pequeño creador, hasta que terminó por posarse en la cara de Adán. Sopló la mariposa para ahuyentarla y mientras lo hacía recordaba lo que decía el padre: “Y con un soplo…” Adán abrió los ojos y Fernando saltó de alegría, corrió a ver a su madre para darle la noticia. La encontró sentada en la cocina con los ojos llenos de lágrimas y un sobre en las manos. Eran los resultados del laboratorio para su prueba de embarazo.<br /><br /> - Mami, ven a ver, mi hermanito Adán abrió los ojos, tenemos que llamar a papá para decírselo.Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-4457777905082364712010-05-26T05:14:00.000-07:002010-07-20T07:53:47.193-07:00La Silla<p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="font-family:Times New Roman;"></span></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="font-family:Times New Roman;"></span></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="font-family:Times New Roman;"><span style="font-size:130%;">No estoy seguro de si era sábado o cualquier otro día de la semana, de todas formas no cambiaría nada, aun no iba a la escuela. Lo más importante era jugar con mi silla de guano como cualquier niño de menos de cinco años. No sabía de que forma ponerla para simular un carro, un tractor, un camión, una carroza, o tal vez una bicicleta. <?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" /><o:p></o:p></span></span></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><o:p><span style="font-family:Times New Roman;font-size:130%;"></span></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="font-family:Times New Roman;"><span style="font-size:130%;">Me subí en mi camión para llegar a un destino que nada más existía en mi mente. Ahora no recuerdo cual era, por eso no lo menciono. Creo que nunca sabré. Tampoco importa mucho. La atencion al camino que recorría fue interrumpida por una niña de pelo negro que se interpuso <span style="mso-spacerun: yes"></span>y cruzó conmigo una mirada acompañada de una cautivadora sonrisa que me trajo de repente a mi silla. <span style="mso-spacerun: yes"></span>La seguí hasta que recorrió el espacio definido por la marquesina en donde jugaba. Desde ese instante ocupó mi mente el momento en que volvería a pasar. Ni<span style="mso-spacerun: yes"> </span>camión, <span style="mso-spacerun: yes"></span>ni tractor, ni bicicleta. Sus bellos ojos negros era lo único que veía.<o:p></o:p></span></span></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><o:p><span style="font-family:Times New Roman;font-size:130%;"></span></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="font-family:Times New Roman;"><span style="font-size:130%;">Mi corta edad no me permitía franquear la frontera definida por el portón y salir tras ella. Debía contentarme con esperar que volviera frente a mí, no había alternativa. Puse la silla de lado. “Así es una bicicleta”, pensé. “No, mejor la coloco con el espaldar contra el suelo, así es un camión”, continué. “Si la pongo boca abajo y la inclino hasta que la parte superior toque el suelo será una carroza”. Imaginé que una carroza llamaría más. Los caballos estaban inquietos pero yo podía controlarlos sin dificultad. Ella vería el pelaje de las crines de los corceles y vendría hacia mí, subiría y daríamos un paseo por los jardines. <o:p></o:p></span></span></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><o:p><span style="font-family:Times New Roman;font-size:130%;"></span></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="font-family:Times New Roman;"><span style="font-size:130%;">Daba vueltas a la silla. No me decidía por la bicicleta, el camión, el tractor o la carroza. Elegía uno y el otro influía para que lo sustituyera. Cada uno era grandioso pero más lo eran la sonrisa y los bellos ojos negros.<o:p></o:p></span></span></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><o:p><span style="font-family:Times New Roman;font-size:130%;"></span></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="font-family:Times New Roman;"><span style="font-size:130%;">Comencé a sentir un poco de angustia porque no la veía pasar y sobretodo porque no sabía cuando volvería a hacerlo. Me acerque al portón y mire en dirección a donde se dirigió mi princesa. La divisé<span style="mso-spacerun: yes"> </span>a unos cincuenta metros y corrí hacia mi bicicleta, carro, tractor, carroza. Manipulaba a la silla como un mago sus cartas. Cuando comenzó a cruzar el portón me encontró otra vez montado el mismo camión. Me miró con sus bellos ojos negros y volvió a regalarme la misma sonrisa. <o:p></o:p></span></span></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><o:p><span style="font-family:Times New Roman;font-size:130%;"></span></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="font-family:Times New Roman;font-size:130%;">Al desaparecer de mi vista apagué el camión, salté y corrí hacia el portón. La seguí con la mirada hasta que dobló a la derecha en la siguiente esquina. Retorné a mi tractor. Había olvidado por completo que debía arar la tierra para la próxima siembra. Si mal no recuerdo papá me había dicho el día anterior, cuando me escuchó acelerando, que sería de maiz.</span></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="font-family:Times New Roman;"></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="font-family:Times New Roman;"></span></p>Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-38589489982621485982010-05-24T19:57:00.000-07:002010-05-25T05:27:01.053-07:00El Cristal<p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"> </p><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-size:12;" lang="ES-DO" ><?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" /><o:p><span style="font-family:Times New Roman;font-size:130%;"><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="font-size:100%;">“Cuatro, tres, dos, uno…”, contaba con la vista fija en el color verde, ansioso de que cambiara para ver si me iba mejor en esta rotación. “Aplicaré una estrategia diferente, lo miraré a la cara mientras le doy tres golpes en el cristal”. El chofer no se alteró, sin mirarme siquiera hizo un gesto de negación. “A este le haré <span style="mso-spacerun: yes"> </span>señas para que baje el cristal y las acompañaré con un movimiento de cabeza y una sonrisa, como si ya en otra ocasión me hubiera correspondido”. Un intercambio corto de miradas y un giro para seguir atendiendo al comportamiento de los demás vehículos, fue la respuesta. “Extenderé la mano sin golpear el vehículo”. Simuló buscar algo perdido en la gaveta del panel; acompañó de una mueca su búsqueda como señal de resultado infructuoso. “A este no lo miraré ni tocaré a su ventana, parece mas desinteresado que todos los demás esta mañana”. El conductor me miró mientras pasaba, sin atender a ningún detalle en particular. Volteó la cara para atender una mosca que volaba en el interior en el mismo instante en que giré para evaluar mi recién aplicada técnica. “Presentaré mis dos manos abiertas ante esta señora. Tal vez la biblia abierta a la derecha del tablero me ayudará”. Al bajar el cristal sentí grandes esperanzas. Hizo cambiar mi expresión desesperada. “Creo que lo logré”, pensé. Tomó de un paquetito de papeles colocados sobre el asiento de la derecha un tratado bíblico y me lo pasó, subió luego el cristal y escuché antes de que terminara de cerrarse algo que casi me derrumba. “¡Busca de Dios hijo mío!”, me dijo. <o:p></o:p></span></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><o:p><span style="font-size:100%;"> </span></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="font-size:100%;">Sus palabras me trasladaron a los momentos en que perdí mi último empleo. Trabajaba como conserje en una iglesia y fui despedido luego de una crisis que puso a muchos de los feligreses en la calle. Las recaudaciones disminuyeron y ya no había con que seguir pagando mis servicios.<o:p></o:p></span></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><o:p><span style="font-size:100%;"> </span></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="font-size:100%;">Con el tratado en la mano me acerco al siguiente auto y sin ninguna expresión que pudiera transmitir enojo ni alegría, <span style="mso-spacerun: yes"> </span>miro al conductor. Lo veo hacer un movimiento de pies como si pisara la palanca de embrague. Miro hacia atrás para confirmar mis sospechas. “Cuatro, tres, dos, uno…”. Baja el cristal justo al llegar a la última cifra y acelera; volteo la cara llamado por el sonido del motor y atino a ver que me pasa algo. El vehículo en marcha me hace extender la mano y casi correr para poder asir la limosna. <span style="mso-spacerun: yes"> </span>Los autos <span style="mso-spacerun: yes"> </span>apuraron la marcha para no quedarse ante el inminente cambio de luz. Di un paso hacia atrás para protegerme y apreté con ansias lo recibido.<o:p></o:p></span></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><o:p><span style="font-size:100%;"> </span></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="font-size:100%;">“Mierda, un billete descontinuado de cinco pesos”,<span style="mso-spacerun: yes"> </span>dije cuando pude abrir la mano.<o:p></o:p></span></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"></span></o:p></span></p>Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-56072509434108575352010-05-14T18:11:00.000-07:002010-06-20T19:58:32.855-07:00La Sirena<p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;font-size:13;" lang="ES-DO" >Salí de casa con destino al instituto donde era profesor de francés. Mientras caminaba para tomar el metro reflexionaba acerca de cómo pasa el tiempo sobre nosotros. No podía establecer diferencia entre el niño que hace años había sido y el hombre casado y con hijos que ahora era. Imaginaba a mis padres comprando los juguetes para las fiestas de los Reyes Magos y me veía abrir las cajas y romper el papel de la envoltura. <?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" /><o:p></o:p></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;font-size:13;" lang="ES-DO" ><o:p></o:p></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;font-size:13;" lang="ES-DO" ><span style="mso-tab-count: 1"></span>A las cinco de la mañana, sin haber dormido nada durante toda la noche, me levanté a recoger el regalo que bajo mi cama habían<span style="mso-spacerun: yes"> </span>dejado los Reyes. Me porté muy bien ese año y estaba seguro de que mi regalo iba a ser grandioso. Efectivamente, un carro rojo de bomberos bien grande, envuelto con papel azul de muñequitos estampados. Sentí la alegría más grande de mi vida. No había fuego que no sofocara como capitán de brigada de la estación numero siete. Tenía una sirena que sonaba cuando apretaba un botón. Yo mismo emitía el grito que permitía despejar el camino. Nunca llegamos tarde a sofocar un incendio, la sirena se escuchaba a cientos de metros de distancia. Era magn<span class="apple-style-span">íf</span>ico ver como los demás vehículos nos dejaban el paso libre.<o:p></o:p></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;font-size:13;" lang="ES-DO" ><o:p></o:p></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;font-size:13;" lang="ES-DO" ><span style="mso-tab-count: 1"></span><span class="apple-style-span">Al llegar a la esquina próxima a la parada del metro me detuve a esperar que pasara una fila de vehículos. Junto a mí un niño de unos seis años también esperaba para cruzar.<span style="mso-spacerun: yes"> </span>Él tenía la vista fija en mí.<span style="mso-spacerun: yes"> </span>Miré</span><span class="apple-converted-space"> </span><span class="apple-style-span">alrededor y no vi ningún adulto que lo acompañara.</span><o:p></o:p></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;font-size:13;" lang="ES-DO" ><o:p></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: -0.25in; MARGIN: 0in 0in 0pt 0.75in; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list .75in" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-size:13;" lang="ES-DO" ><span style="mso-list: Ignore"><span style="font-family:Times New Roman;">-<span style="FONT: 7pt 'Times New Roman'"> </span></span></span></span><span dir="ltr"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;font-size:13;" lang="ES-DO" >¿Señor, puede ayudarme a cruzar la calle, por favor?- me preguntó sin apartar sus ojitos de mi cara.<o:p></o:p></span></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;font-size:13;" lang="ES-DO" ><o:p></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;font-size:13;" lang="ES-DO" >Esa pregunta apagó la sirena de mi carro de bomberos y me colocó frente a mi mismo. “Caramba, ya me veo adulto”, pensé mientras tomaba la mano que el niño me ofrecía.<o:p></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;font-size:13;" lang="ES-DO" ><o:p></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: -0.25in; MARGIN: 0in 0in 0pt 0.75in; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list .75in" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-size:13;" lang="ES-DO" ><span style="mso-list: Ignore"><span style="font-family:Times New Roman;">-<span style="FONT: 7pt 'Times New Roman'"> </span></span></span></span><span dir="ltr"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;font-size:13;" lang="ES-DO" >Si cómo no, hijo- le respondí y<span style="mso-spacerun: yes"> </span>lo ayudé<span style="mso-spacerun: yes"> </span>a cruzar hasta el otro lado.<o:p></o:p></span></span></p>Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-5791506969805967492010-05-14T08:21:00.000-07:002010-05-14T08:38:58.388-07:00Yo soy tu Ladrón<p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" >“Para contribuir con el equilibrio ecológico, debemos desplegar una campaña de importación de metales potencialmente provenientes de países no productores”, dice Tsai Pin, gerente a cargo de la Asociación de Empresarios de la China Popular, en un discurso ante los miembros del comité. “Los materiales usados para la fabricación de artículos electrodomésticos, vehículos, puentes, maquinarias, etc., todos productos con una esperanza de vida útil ya alcanzada en muchos países, crean en este momento un mercado que podríamos aprovechar si abrimos nuestro país a la importación. La recolección de metales generaría<span style="mso-spacerun: yes"> </span>empleos en esas naciones y la madre tierra recibiría un descanso”, concluye Pin.</span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"> </p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" >Nunca pensé que una decisión tomada a miles de kilómetros desplegaría un dinamismo tan sorprendente de nuestra economía. Comenzaron a ambular por las calles compradores de metales abandonados en los patios de nuestras casas. Algunos hasta ofrecían liguillas elásticas, canicas y golosinas a los niños, con tal de que trajeran cuando fuera de metal y que estuviera amontonado en cualquier rincón. <?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" /><o:p></o:p></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" ><o:p></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" ></span> </p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" >Paulin, uno de los chicos malos de mi sector,<span style="mso-spacerun: yes"> </span>entendió que podía ir más allá a la hora de recolectar metales y decidió hacer el menor esfuerzo para conseguir la materia prima de Pin. Empezó a entrar en nuestros patios y a tomar todo cuanto fuera metálico. En todos los sectores pasaba lo mismo, tenían su propio Paulin. Las tapas de los registros, las rejillas de los desagües, los bajantes de tierra de los contadores eléctricos, todo comenzó a ser del interés de Paulin. El concepto de vida útil ya no tenía vigencia.<span style="mso-spacerun: yes"> </span><o:p></o:p></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" ><o:p></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" ></span> </p><p style="TEXT-INDENT: 0.5in; MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" >Mi lectura habitual de las tardes fue interrumpida por unos movimientos en frente de mi casa que atrajeron mi atención.<o:p></o:p></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" ><o:p></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: -0.25in; MARGIN: 0in 0in 0pt 24pt; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 24.0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="mso-list: Ignore"><span style="font-family:Times New Roman;"></span></span></span> </p><p style="TEXT-INDENT: -0.25in; MARGIN: 0in 0in 0pt 24pt; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 24.0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="mso-list: Ignore"><span style="font-family:Times New Roman;">-<span style="FONT: 7pt 'Times New Roman'"> </span></span></span></span><span dir="ltr"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" >¿Paulin, que estas haciendo con ese cable?- le pregunte al verlo con unas pinzas y el bajante de tierra del contador de mi casa en las manos.<o:p></o:p></span></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt 6pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" ><o:p></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: -0.25in; MARGIN: 0in 0in 0pt 24pt; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 24.0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="mso-list: Ignore"><span style="font-family:Times New Roman;"></span></span></span> </p><p style="TEXT-INDENT: -0.25in; MARGIN: 0in 0in 0pt 24pt; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 24.0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="mso-list: Ignore"><span style="font-family:Times New Roman;">-<span style="FONT: 7pt 'Times New Roman'"> </span></span></span></span><span dir="ltr"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" >Yo se lo traigo en un rato, lo necesito para un trabajo que tengo en casa- me respondió sin inmutarse.<o:p></o:p></span></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" ><o:p></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: -0.25in; MARGIN: 0in 0in 0pt 24pt; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 24.0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="mso-list: Ignore"><span style="font-family:Times New Roman;"></span></span></span> </p><p style="TEXT-INDENT: -0.25in; MARGIN: 0in 0in 0pt 24pt; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 24.0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="mso-list: Ignore"><span style="font-family:Times New Roman;">-<span style="FONT: 7pt 'Times New Roman'"> </span></span></span></span><span dir="ltr"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" >Dame eso acá- le dije furioso. - ¿Cómo es posible que a mí, a quien te ha ayudado siempre que lo has solicitado me vienes con esa de robarme?- continúe lleno de cólera.<o:p></o:p></span></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" ><o:p></o:p></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" ><span style="mso-spacerun: yes"></span> </span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" > Le arranque de las manos el cable y me dirigí muy molesto al interior de mi casa para continuar mi lectura. Uno segundos después siento una llamada a la puerta. Era Paulin.</span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" ><o:p></o:p></span> </p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" ><o:p></o:p></span></p><p style="TEXT-INDENT: -0.25in; MARGIN: 0in 0in 0pt 24pt; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 24.0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO" lang="ES-DO"><span style="mso-list: Ignore"><span style="font-family:Times New Roman;">-<span style="FONT: 7pt 'Times New Roman'"> </span></span></span></span><span dir="ltr"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" >Pero, <i>maetro</i>- me dijo, usando el apodo que me tenía siempre que se dirigía a mí para solicitarme algo. – Yo se que no <i>ta</i> bien, pero <i>pa’que</i> se lo robe otro de otro barrio, mejor le lo llevo yo que<span style="mso-spacerun: yes"> </span>soy de por aquí. ¿No <i>e</i> así <i>maetro</i>?<o:p></o:p></span></span></p><p style="MARGIN: 0in 0in 0pt" class="MsoNormal"><span style="mso-ansi-language: ES-DO;font-family:Arial;" lang="ES-DO" ><o:p></o:p></span></p>Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-83881273815222745992010-01-04T07:25:00.000-08:002010-01-04T07:26:46.793-08:00Carcajada de DominóPapá estaba concentrado en las piezas que colocaba su compañero. Habían jugado una ronda y la perdieron. Sus contrincantes se conocían muy bien, podría decirse que hasta con el menor gesto se pasaban información sobre las fichas que el azar les había ofrecido.<br /><br /> “Está colocando los seis”, pensaba mi padre. “Seis-tres no ha salido y doble-tres tampoco, si lanzo el cinco-tres, mi oponente se va a acostar con el doble-tres y mi frente se quedará fijo”, seguía calculando.<br /><br /> Cuando hacía pipi me preguntaba cómo podían lograrlo. Para mí resultaba imposible. Intenté muchas veces pero nunca sucedía nada. Le hacía más presión hacia atrás y veía asomarse tan solo una pequeña parte. ¡Qué frustración sentía! Si nos reuníamos, todos se burlaban de mí, incluso mi hermano mayor. Sus carcajadas me hacían sentir inferior, me decían que no pertenecía a la familia, que yo era un anormal venido de no se sabe donde. Más de una vez lloré de rabia frente a sus burlas.<br /><br /> “Dómino”, gritó el compañero de equipo de mi padre golpeando con fuerza la mesa con el seis-tres.<br /><br />- Te dije que ésta la ganaríamos, te lo dije- gritaba mi padre lleno de emoción.<br /><br />- ¡Venga esa mano!- dijo su frente.<br /><br />Desde mi habitación escuchaba la algarabía del triunfo. Muchas veces habían sido vencidos por la misma pareja. Hoy lo iba a lograr, estaba convencido. No se burlarán más de mí. Tiré con fuerza con mis dedos índices y pulgares en un sincronizado movimiento. Quedó todo expuesto. Mi alegría fue grande. Logré algo esperado por tanto tiempo, algo que terminaría con las burlas. Disfrutaba cada segundo de mi éxito con la emoción de un niño al destapar los regalos de los Reyes Magos dejados bajo la cama.<br /><br />El éxtasis duró hasta que intenté volver todo a su estado original. Imposible de lograrlo, todo esfuerzo resultaba inútil. Comenzaron a pasar por mi mente extrañas imágenes, ninguna de ellas me motivaba a seguir orgulloso de mi éxito, más bien comencé a tener miedo. Tiraba y tiraba y no lograba nada. La algarabía del triunfo de mi padre aceleró aún más los latidos de mi corazón. Llegué hasta a pensar que yo era el objeto de sus risas. Estaba confundido. De pronto grité como si me hubiera roto la boca al caerme de la bicicleta. Papá corrió en mi auxilio pero cuando llegó al cuarto no podía entender la razón para mis llantos.<br /><br />- ¿Qué te pasa, Ungaito, qué te pasa?- me preguntó con insistencia.<br /><br />No podía mirarlo a la cara. Al ver la causa de mi angustia, procedió, con una sonrisa que yo no podía entender, a sacarme del abismo en donde me encontraba. Un ligero movimiento de sus dedos índices y pulgares que me pareció extraordinario, me devolvió la tranquilidad. Cuando retornó al grupo, a los pocos segundos explotó una carcajada que todavía hoy a mis cuarenta y tantos años recuerdo como si su compañero de juego acabara de golpear con fuerza la mesa con el seis-tres para alzarse con la victoria.Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-68182473594343057242009-12-18T18:49:00.000-08:002009-12-18T18:51:02.484-08:00La TarrayaSentía dolor en cada músculo de mi cuerpo y tenía picaduras de jejenes por todas partes. Pasé la noche en los duros bancos del parque de la remodelada ciudad de Samaná. No cené y tampoco podría desayunarme, tenía dinero para el pasaje de regreso a casa, ni un centavo más.<br /><br />- ¡Déme un boleto hacia Santo Domingo, por favor!- solicité a la joven de la estafeta temprano en la mañana.<br /><br />Fui el primero en abordar. Desde la ventana del autobús veía los pescadores adentrarse en la bahía con sus pequeños cayucos y sus latas llenas de cordeles. A juzgar por mi abuelo eran unos perezosos. “Un pescador serio debe estar metido en el agua a las cinco de la mañana”, me dijo más de una vez durante mi estancia.<br /><br />- ¿Todavía quieres ir a pasarte una semana en casa de tu abuelo? – me preguntó mamá con cierto dejo de desaprobación.<br /><br />- Si mamá – le contesté<br /><br /> Antes de llegar las vacaciones había resuelto visitar a mi abuelo paterno. El vivía en Sabana de la Mar, una ciudad pesquera del nordeste a donde mi madre me permitió ir con cierta reserva en virtud de su proximidad con el mar y de mi falta de experiencia por mis escasos 15 años, según me argumentó. Dentro de mis planes, como prometí a los muchachos del barrio, estaba pedirle al abuelo que me enseñara a hacer una tarraya para ir con mis amigos a pescar al río. Cholo, Chachín y Julito, se quedaron esperanzados de que a mi retorno comenzaría a trabajar en nuestro soñado proyecto de pesca. El abuelo también me enseñó a tirar la tarraya, algo imprescindible para completar el aprendizaje de un oficio que ha servido en mi familia por generaciones como medio de sustento.<br /><br />- Me duelen los dedos abuelo- le dije al verme una ampolla que me generó el roce del hilo.<br /><br />- No te preocupes, después se te quitará, eso no es nada- me contestó.<br /><br />La víspera de mi partida, estuvimos compartiendo muy contentos en la noche. Varias de mis tías, a las que no había visto desde los 5 años, vinieron a despedirme.<br /><br />- ¡Avísenle a José, el del autobús, para que pase a buscar al niño mañana temprano!- dijo la abuela.<br /><br />- No abuela, prefiero cruzar la bahía en el último barco, en el de las cuatro. Quiero disfrutar del paisaje entre Samaná y la Capital- le dije.<br /> <br /> Me embarqué a las 4:05 de la tarde. El mar estaba algo picado pero la experiencia era única. Subí al techo de la embarcación y disfruté de los saltos generados por el oleaje. El paisaje marino, ayudado por las montañas de la cordillera que le sirven de fondo, es algo difícil de borrar de mi memoria. A los treinta minutos de travesía ya habíamos cruzado la bahía más bella de nuestra isla.<br /><br />- ¡Buenas tardes! ¿A qué hora sale el último autobús para Santo Domingo?- le pregunté emocionado a las señorita de la estafeta después de desembarcar.<br /><br />- A las 4:30, joven, acaba de salir- me contestó. – Es aquel que se ve allá al fondo subiendo la cuesta al final del pueblo. El próximo saldrá mañana a las siete en punto.Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-81445439772121312562009-12-17T04:30:00.000-08:002009-12-17T05:12:55.502-08:00La EsperaAhora puedo reírme de aquel momento difícil, tal vez uno de los más difíciles de mi existencia. Salí de mi casa en pantalones cortos, con los pies descalzos y con deseos de ver a papá. Luego del divorcio mamá entendía mis ausencias prolongadas después de llegar de la escuela. Sabía en donde me encontraba. No me decía nada cuando retornaba a la casa con los ojos un poco llorosos, por miedo a que me alocara como el hijo de la vecina.<br /><br />Yo conocía el horario de trabajo de papá, era el mismo de cuando vivía con nosotros, aún así, un viernes por la noche decidí ir a visitarlo media hora antes de su llegada. Vivía en una pensión administrada por una señora que no permitía visitas a sus huéspedes cuando ellos no estaban, yo lo sabía, pero los deseos de ver a papá me movieron a tomar la decisión de ir más temprano.<br /><br />- Tú sabes que no está aquí- me dijo doña Francia. – ¡Espéralo afuera!<br /><br />No le contesté. A los nueve años tenía miedo de responder a las personas mayores cuando me daban órdenes, y mucho menos a doña Francia, una vieja tan refunfuñona.<br /><br />Decidí sentarme en el borde de la acera, próximo a la intersección, del otro lado de la calle, a unos 25 metros de la pensión. Desde ahí podría ver cuando llegara papá. Compartiría unos veinte minutos con él y como siempre, retornaría a casa un poco triste, aunque satisfecho por haberlo visto.<br /><br />Pasaron 30 minutos y aún papá no llegaba. Mientras seguía la espera pensaba en las veces que llevó a pescar en su motocicleta. Me veo mal dormir el viernes, esperando con ansias la llegada del fin de semana. Yo me encargaba de limpiar los peces una vez en casa, y mamá se encargaba de prepararlos para la cena. Fritos era como más me gustaban.<br /><br />Estaba tan envuelto en mis pensamientos que ni siquiera notaba el tiempo pasar. De repente sentí un latigazo tan fuerte en mi espalda que todas las escamas de las tilapias de mis sueños desaparecieron. Dos copiosas lágrimas brotaron de mis ojos mientras veía alejarse a saltos a un niño que se reía de mí, con una rama en la mano sin una sola hoja y larga como un metro.<br /><br />- ¡weje, weje, *pariguayo, cáeme atrás! Me dijo el niño sin disimular su sonrisa mordaz.<br /><br /><br /><br /><br /><span style="font-size:85%;">* Término que viene de la época de ocupación americana en Santo Domingo (1916-1924) cuando los no invitados a las fiestas organizada por los gringos eran “party watchers” (miraban las fiestas desde afuera). Con el tiempo se convirtió en pariguayo, algo así como tonto.</span>Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-74831040080792934242009-12-06T18:20:00.000-08:002010-01-09T03:50:22.098-08:00El DespertadorEmilia vive sola en un apartamento situado a cuatro minutos a pie de una recién inaugurada sala de cine –trabajo, dieta y cine son sus únicas actividades- y a diez minutos en auto de su rutinario empleo.<br /><br />Decidió la soledad porque ningún hombre de su entorno se ajusta a sus requerimientos. El único que cumple con sus expectativas es José Ricardo pero está ocupado. Se ha casado en tres oportunidades pero en ninguna de ellas el nombre de Emilia ha figurado en la tarjeta de invitación para familiares y amigos con miras a estar presentes en tan solemne ceremonia.<br /><br />- Te extraño Emilia- le dice JR por teléfono. –Es una suerte poder contar contigo en momentos difíciles como los que atravieso en la actualidad.<br /><br />- Yo también te extraño- responde Emilia sosteniendo el auricular del teléfono con el hombro mientras pela una zanahoria para preparar su almuerzo del día siguiente.<br /><br />JR le había reprochado su descuido alimentario argumentando que en nada se parecía a la esbelta mujer que conoció hace 25 años, eso la llevó a someterse a una rigurosa dieta que afortunadamente comenzó a mostrar sus resultados. Perdió 30 libras en dos meses y medio de arduo trabajo. Ahora espera en su modesto apartamento a JR con ropa de dos y tres tallas menos; se pasea lentamente frente a él imitando una modelo y lo mira de reojo como en busca de aprobación.<br /><br />No escuchó sonar el despertador y a las seis y media de la mañana se levantó sobresaltada. Se sintió angustiada pues abrió los ojos una hora después de lo habitual. Caminó sólo 20 minutos en su bicicleta estacionaria, luego preparó una carne a la plancha y aderezó los vegetales que había hervido la noche anterior.<br /><br />“Qué rico me quedó este filete”, pensaba mientras masticaba un pedacito.<br /><br />Entró al baño, salió y se dispuso a preparar la ropa de ese día, pero como siempre pasó un largo rato antes de determinar cuál combinación se pondría; bajó al estacionamiento común del edificio de apartamentos, encendió su vehículo y se marchó a su trabajo.<br /><br />“Son las 7:55, creí que llegaría más tarde”, piensa Emilia al estacionar su vehículo en el espacio asignado a los empleados de la compañía.<br /><br />Emilia nota que el estacionamiento está relativamente vacío, pero se apresura a desmontarse y dirigirse a su oficina; saca su tarjeta magnética de identificación y se dispone a abrir la puerta principal cuando la intercepta la seguridad y le dice:<br /><br />- ¡Señora, debe llenar este formulario y firmarlo!<br />“¡Caramba, hoy es sábado, me equivoqué otra vez”, piensa Emilia.<br /><br />Ante la petición del agente de seguridad se queda paralizada con la mirada perdida por unos minutos, luego, como si volviera de muy lejos, devuelve el formulario sin llenar y camina al estacionamiento sin levantar la mirada del suelo hasta llegar a su vehículo, lo enciende y se dirige a su apartamento ansiosa por terminar los 40 minutos de bicicleta que le faltaron.Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-71456684408487336232009-11-25T19:50:00.000-08:002009-11-25T19:52:27.051-08:00La Sangre de Tiburón- ¿Su Nombre?- pregunta la enfermera.<br />- Juan Rodolfo Santana.<br />- ¿Edad?<br />- Treinta y tres años.<br />- Pase a ese cubículo para tomarle la presión y muestras para hacerle algunos exámenes- le dice la enfermera.<br /><br />Juan conocía de memoria la rutina previa a la extracción. Sabía que luego de sacarle sangre debía permanecer por espacio de un tiempo sin hacer esfuerzo de ningún tipo. Descansaba y cuando estaba listo para marcharse, pasaba por la caja con los papeles para cobrar el importe correspondiente a la pinta que le habían extraído.<br /><br />Las manos de Juan temblaban. Eran las cinco de la tarde y aún no había ingerido ni una sola gota de alcohol, tampoco había comido nada sólido como lo indican las normas antes de someterse a estudios médicos. Acostumbra a comenzar a las once con una cervecita bien fría. Hoy fue remitido a la capital porque los equipos de la clínica rural en donde reside estaban defectuosos, además, el médico, conociendo su afición por la bebida aprovechó para indicarle exámenes más exhaustivos.<br /><br />“Óyeme, pero este autobús va a pasar el día para recorrer los 45 kilometritos viejos que hay entre la capital y Baní”, piensa un poco nervioso Juan.<br /><br />Los trabajos públicos para la reconstrucción de la carretera entre Baní y la capital crean tapones interminables. Lo que en condiciones normales toma cerca de una hora iba por dos y aún faltaban diez kilómetros para llegar. Juan comenzaba a no poder disimular su ansiedad. Su asiento es justamente el que está encima de los neumáticos traseros. El piso es mucho más alto y los pies quedan levantados. Al cabo de unos minutos de ocupar este lugar la presión del peso del cuerpo en las nalgas adormece sus piernas. El autobús estaba lleno, más bien abarrotado. Había gente parada en el pasillo de la puerta.<br /><br />- ¿Que hora es?- pregunta Juan ansioso y sin ninguna cortesía a una señora sentada a su lado.<br />- Son las siete y diez minutos joven-responde la señora de unos sesenta años.<br /><br />Cuando el autobús llega a su destino Juan se apresura a salir. No le importa que haya niños sentados en asientos delanteros con evidente derecho a salir primero. Pasa literalmente por encima de todo el mundo.<br /><br />- ¡Dame un pote de Ron!- dice Juan tembloroso y sudado a Diómedes el bodeguero de su barrio.<br />- ¿Vendiste sangre hoy Tiburón? - pregunta Diómedes a Juan llamándolo por su apodo mientras alcanza la botella de ron añejo de su preferencia.Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-5881993980356117082009-11-25T19:48:00.000-08:002009-11-25T19:49:30.288-08:00Luna de MielTomados de la mano con la mirada perdida, la pareja de recién casados se dirige al hotel en donde pasarán su primera noche juntos. Los paisajes que através del cristal de la ventana del autobús brinda el camino, no tienen significado alguno para ellos. Nada puede ser más hermoso que estar el uno junto al otro.<br /> Un salto generado por las condiciones del camino, saca a los enamorados de su aparente letargo.<br />- Verás que bien la pasaremos- dice Víctor. – Esta noche el Brisas de Sabana de la Mar, te sorprenderá. Está recién construido. Desde sus balcones podremos ver la bahía más bella de toda nuestra isla.<br />- No sigas amor, los deseos de llegar y estar contigo en ese paraíso me tienen como una niña ante una promesa de playa en domingo- dice Katia emocionada.<br />- Buenas noches, necesitamos una habitación.<br />- ¿Por cuanto tiempo?- pregunta el recepcionista.<br />La entrada del hotel con sus exuberantes jardines confirma a Katia lo extraordinario del lugar a donde la había llevado Víctor. El reloj de la recepción marca las ocho y cuarto. Katia y Víctor estaban cansados, querían cenar e irse a dormir para temprano al otro día seguir su idílico viaje hacia Samaná, del otro lado de la bahía.<br />- ¿Qué pasa con el servicio de energía?- pregunta Víctor.<br />- Tenemos algunos inconvenientes con el suministro- contesta el joven de la recepción. – Nos informaron que se restaurará en veinte minutos, disculpen los inconvenientes.<br />- Mi amor, no hay agua en la ducha- dice Katia.<br />- No funciona el teléfono, bajaré a la recepción, espera un minuto- dice Víctor.<br />La joven esposa no se altera, quiere estar presta para dedicarse a su amado.<br />- ¿Qué pasa con el suministro de agua?- pregunta Víctor.<br />- Si no hay energía no hay agua- responde simplemente el encargado. –Lo resolveremos inmediatamente.<br />El recepcionista hace señas y el botones desaparece por unos minutos. Retorna con dos cubetas llenas de agua y pregunta a Víctor el número de habitación.<br />- ¡Dios mío!- dice Katia.<br />- Me prometieron que en 15 minutos todo volvería a la normalidad- agrega Víctor sólo para calmarla.<br />- Tenemos camarones y pollo frito- dice el joven que llevó el agua a la habitación, ahora camarero, presto a tomar la orden.<br />Eran los únicos en el restaurante. Se miraban y pensaban en terminar para irse a su habitación y estar finalmente solos.<br />- ¿Falta mucho para traer el pedido?- pregunta Víctor al camarero.<br />- No, no, señor, ya viene.- responde sonriente.<br />Ya en la habitación, se dedicaron a ellos mismos. La energía eléctrica no había llegado para el momento en que el sueño y las caricias los habían vencido.<br />- Cariño, qué lindo amanecer- dice Katia al contemplar los rayos de sol penetrar a través de los ventanales.<br />La enamorada camina hacia el balcón para confirmar la belleza de la bahía. Esos primeros rayos la habían impresionado.<br />- ¡Víctor, Víctor, ven a ver esto!- llama Katia de manera insistente.<br />- ¿Qué pasa mi amor?- responde.<br />- Hay una vaca bebiendo dentro de la piscina. Está casi vacía y el agua es verde. ¡Ven a ver!Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-57888938183314422482009-11-25T19:46:00.000-08:002009-11-25T19:47:14.569-08:00La Guerra de Abril“La colina nos protege, no pueden vernos, eso nos da la ventaja que necesitamos. Si logramos llegar a ese punto tomaremos la delantera y los venceremos, no son más astutos que nosotros, además, están cansados” piensa la teniente algo nerviosa.<br /><br />La contienda lleva dos días de haber iniciado. Los soldados, confiados en la astucia y valentía de su teniente, están esperanzados en alcanzar el punto estratégico que les daría la victoria.<br /><br />- ¡Soldado, diríjase hasta aquel árbol, cuando esté allá háganos señales para indicarnos la organización del enemigo, cuántos son y cómo están distribuidos! ¡Recuerde que cuentan con franco tiradores, no se levante a más de 40 cm!- ordena la teniente.<br /><br />- Si mi teniente- responde con aparente valentía.<br /><br />El soldado se desplaza como una rana hasta llegar al árbol. Algunos disparos le hicieron pensar que ese sería su último día; no tenía ninguna experiencia; nunca había participado en nada parecido. En la academia, los fusiles no tenían balas verdaderas. Llega al árbol. Es una caoba centenaria de más de un metro de grosor en donde encuentra protección. Saca sus binoculares y comienza a hacer señales para cumplir la orden de la teniente. De repente se vuelve y pega su espalda contra el árbol. La teniente, con su catalejo lo ve respirando entrecortado. Protegido por el árbol, con sus binoculares en la mano derecha, no muestra señales de querer seguir observando y cumplir con su misión. La teniente comienza a preocuparse, desearía que el soldado siguiera informando, pero éste luce petrificado. Los disparos continúan. El soldado cae abatido. La teniente comienza a temblar cuando ve a cientos de soldados enemigos marchar hacia su escuadrón. Los ve sin miedo pasar, fusiles en mano, justo por el árbol en donde yace el soldado.<br /><br />“Están demasiado cerca. ¡Retirada, retirada!”, grita la teniente.<br /><br />- ¡Abril, Abril, despierta, hoy es tu primer día en la academia, debes prepararte!<br /><br />- ¡Eh, eh!<br /><br />- Estoy seguro de que seguirás la tradición de la familia, serás generala, lo presiento. ¡Vamos hija mía, levántate!- dice el padre lleno de orgullo por el futuro militar de su hija.Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-14604861974658619202009-11-20T10:40:00.000-08:002009-11-20T13:11:16.570-08:00Un Punto de SoldaduraLos ingenieros notaron una diferencia entre los galones comprados y los vendidos y decidieron advertir al departamento de seguridad para que abrieran una investigación ya que sus cálculos arrojaban dudas sobre el manejo dado por el personal a la mercancía comercializada por la empresa.<br /><br />- Alo! Píndaro! Vi un tipo raro cuando estaba llenando esta mañana antes de salir a mi ruta de la zona Sur. ¿Crees que se dieron cuenta? El hombre no se despegaba del medidor.<br /><br />- ¡Que va muchacho, no creo! Recuerda que siempre se pierde algo cuando se maneja el gas. Además, el camioncito de nosotros no coge muchos galones- le contesta Píndaro al chófer de camión y cómplice dentro de la compañía El Gas Morao, con intención de calmarlo.<br /><br />- Como sea, vamos a hacer este último trabajo y nos paramos por unos meses a ver como se comporta el asunto- observa David.<br /><br />- Está bien, te esperaré como siempre en el cañaveral del ingenio Caei, mi gente me espera con la mercancía. Mira bien que no te vayan a seguir- dice Píndaro.<br /><br />- Ok, nos vemos como a las 11:00, bye!<br /><br />David encendió su camión tanquero y procedió a iniciar su ruta camino al Sur.<br /><br />- Ok, ok, páralo ahí, no le eches más, ya van 165 galones, recuerda que no podemos exagerar- dice Píndaro a David.<br /><br />- Está bien, dame el dinero y váyanse rápidamente, tengo que seguir, estoy un poco retrasado- dice David a Píndaro y su ayudante.<br /><br />Luego de la partida de David, Píndaro nota un pequeño escape en el tanque adquirido hace un año en un depósito de chatarra.<br /><br />- Eso no es nada, vamos a donde Catarrón para que le de un “puntico” de soldadura- dice Gerson a Píndaro.<br /><br />Catarrón, con su equipo listo pregunta a Gerson en donde está el escape y procede, luego de engancharle la “tierra” al tanque para cerrar el circuito, a ajustarse la careta y dar el punto de soldadura que sellaría el escape.<br /><br />- ¿Papá, escuchaste esa explosión?<br /><br />- Si hijo, creo que son los fuegos artificiales en la inauguración de la escuela para técnicos medios entregada hoy por el gobierno al pueblo de Yaguate- contesta el padre.Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-4496632675897212422009-11-01T03:27:00.000-08:002009-11-01T03:29:55.947-08:00La Pareja- ¡Ya está dormida, ve y chupa su sangre!- le pide el macho a su compañera.<br /><br />Vienen juntos desde el estado larval que vivieron en el agua apozada en una goma de camión abandonada en un patio. Zigzagueaban el uno tras el otro en un ritual sin fin que dio origen al amor responsable de su unión.<br /><br />- Sí mi amor, no podemos esperar más, el fruto de nuestro amor la necesita- observa la hembra.<br /><br />La pareja, luego de pasar a la edad adulta, decidió no vivir más en el patio sino en el interior de la casa y así usar a sus habitantes como fuente para garantizar la continuidad de su especie.<br /><br />- Cariño, encontré un estanque con un agua cristalina, me gustaría que me acompañaras y lo vieras- dice el macho. <br /><br />- ¡Muéstramelo! La hora ha llegado- pide la hembra algo inquieta.<br /><br />El macho lleva su pareja al estanque de color azul turquesa que resalta la claridad del agua. Es un espacio más claro, más amplio y lleno de luz.<br /><br />- ¿Qué dices amor?- pregunta el macho.<br /><br />- Es fantástico, tu elección ha sido única, parece algo celestial. Te quiero- dice la hembra fascinada ante el descubrimiento de un agua y entorno tan límpidos.<br /><br />La hembra deposita una camada de huevos en la superficie del agua y junto al macho deciden contemplar el desarrollo de sus 150 futuras crías. Las horas pasan y la pareja, en éxtasis, contempla sus frutos desarrollarse en un ambiente para nada parecido al vivido por ellos y sus ancestros.<br /><br />- ¡Ve a bañarte Carla- dice la madre. – Son las seis de la tarde y aún no has hecho las tareas.<br /><br />La niña, de nueve años, entra al baño con su toalla rosada. Piensa en la tarea sobre la reproducción del mosquito Aedes Aegypti mientras manipula la ducha para lograr la temperatura de su agrado. Cuando termina, al salir, le parece ver en la superficie del agua clara del inodoro azul turquesa una minúscula mancha parecida a una pizca de hollín.<br /><br />- ¡Carla, no me dejes nada mojado ahí dentro, lo quiero todo seco para cuando termines- dice la madre. – ¡Ah, y que no se te olvide descargar el inodoro!Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-54962481387556534992009-10-14T14:40:00.000-07:002009-10-20T05:24:51.784-07:00El CandidatoLa campaña para la elección de los diputados y senadores, se acerca. Martha con su padre ya viejo y enfermo viviendo en su casa, está preocupada por las consecuencias que pudiera tener en la salud delicada del abuelo el estilo últimamente adoptado por los candidatos, caracterizado por una propaganda que usa como forma de difusión una maquinaria sonora que deja cortas a las explosiones de fin de año.<br /><br />- No se si los nervios de papá soportarán esta nueva contienda- le comenta Martha a su esposo Carlos, también preocupado.<br /><br />- Creo que nos la pasaremos en la clínica. Don Amancio está que cualquier ruido lo altera, hay que estar pendiente de los medicamentos para la presión- dice Carlos.<br /><br />La familia vive en una zona residencial de la parte oriental de la ciudad. La congestión entre las siete y nueve de la mañana sobre los pocos puentes que pasan sobre el río es algo infernal. Salen tempranito y dejan bajo el cuidado de una señora al anciano con todos los números de teléfono a mano en caso de que algo se presentara.<br /><br /><br />- Don Amancio, abra la boca, venga, que le toca esta medicinita- le dice María. – Ya son las cuatro de la tarde, es hora de sentarse en la galería a contemplar lo que pasa afuera ¿Qué me dice?<br /><br />- Um, um- contesta el viejo.<br /><br />El candidato a diputado por la circunscripción en donde está la casa de la pareja, Pito Sisonó, ha programado para ese viernes en la tarde una marcha caravana, “un mano a mano con el pueblo”. Don Amancio, sentado en la galería, ajeno a todo cuanto acontece a su alrededor, ve pasar la gente por el frente de la casa y a veces hasta habla con alguien que no está, que llevas años de muerto. La Disco Light* de Pito, unos cincuenta metros adelante del aspirante, al pasar por el frente de la casa, con sus inmensas bocinas, irrumpe con un estrepitoso eslogan: “Pito Sisonó, el candidato del pueblo”. El estruendo fue tal que Don Amancio, sobresaltado por el embate sonoro, adelantó su horario para ciertas necesidades a las que ya se había habituado su cuerpo decadente. Sintió algo fuera de lo normal y de manera inconciente metió la mano en su pañal desechable para adultos.<br /><br />- ¿Cómo está usted señor? – pregunta Pito cuando llega rodeado de su séquito y extiende la mano a través de la verja para saludar al viejo.<br /><br />Acostumbrado a ese gesto, el abuelo, con una mano se levanta el sombrero y con la otra ofrece un saludo al candidato, quien al enterarse intenta zafarse, pero el abuelo, respetando instintivamente un antiguo principio de que cuando se saluda a un hombre se le aprieta como muestra de entereza, mantiene asida la mano del candidato por unos segundos más.<br /><br />- ¡Muy bien señor! ¿Y cómo está su familia?- le pregunta el anciano a la persona amable y sonriente que lo está saludando.<br /><br /><br /><strong><span style="font-size:78%;">*Nombre dado a un vehículo que carga inmensas bocinas y provisto de una capacidad de amplificación similar a la las de los artistas en concierto.</span></strong>Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-87025177223028881142009-10-09T07:24:00.000-07:002009-10-09T07:26:09.988-07:00PolicemanMario había recibido sus primeras clases en la universidad del estado, en donde luego del derrocamiento de la dictadura se vivía un ambiente de búsqueda de libertad, izquierdismo y vanguardia. Las clases eran regularmente interrumpidas por grupos estudiantiles que pedían permisos a los profesores para informar, invitar y crear conciencia en los recién llegados sobre las luchas y posiciones necesarias para encaminarse por las vías del progreso. Esos discursos muchas veces impresionaron a Mario que tan atentamente los escuchaba.<br /><br />Mientras comparten en la esquina del barrio un grupo de adolescentes propone Mario, para demostrar su valentía y compromiso con la causa, escribir en las paredes de las casas consignas en contra de las autoridades.<br /><br />- Vamos a escribir en la pared del partido de gobierno algo que impacte- dice a los compañeros que aún no habían comenzado la universidad, con intención de impresionarlos.<br /><br />- ¿Y de quien vamos a escribir?- pregunta César.<br /><br />- Vamos a comenzar con la policía represiva y abusadora- dice.<br /><br />Ese término de policía despierta un miedo en César que se pone al acto de manifiesto. La semana anterior la patrulla se había llevado a José, su hermano mayor, solo por estar parado en la esquina pasado las 11:00 de la noche.<br /><br />- No relajes con eso Mario- dice temeroso César.<br /><br />- No te preocupes, lo escribimos en inglés, la Policía no va a entender nada- dice. - Son un montón de ignorantes.<br /><br />Toma una felpa de punta gruesa y comienza a trazar en la pared del partido lo que entiende es una consigna que llamará la atención de la gente en torno a la conducta de la Policía. “Policeman is bad”, escribe lleno de orgullo.<br /><br />- ¿Qué significa eso?- le pregunta César con mucho miedo y mirado para todos los lados.<br /><br />- Eso quiere decir que la policía es mala- contesta muy seguro se sí.<br /><br />No bien había Mario terminado de traducirle a César el significado de su consigna vanguardista cuando dobla la esquina una patrulla que nota la inscripción en la pared recién pintada del partido. En cuestión de segundos estaban rodeados.<br /><br />- ¿Qué significa eso?- pregunta el teniente. -¿Ahí dice algo en contra de la Policía?- insiste.- ¡Dígame usted jovencito lo que dice ahí!- inquiere el oficial dirigiéndose específicamente a Mario.<br /><br />- Comandante, ahí no dice nada en contra de la Policía, ahí lo que dice es<br />“! Po-li-ce-man-is-bad, po-li-ce-man-is-bad!”- Lee Mario dándole ritmo acompañado de unos pasitos que definen una extraordinaria coreografía. – Se trata de una canción de moda en los Estados Unidos- dice, y sigue tarareando y bailando ante la mirada atónita de César y los demás compañeros.Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-23656512747061724182009-09-27T14:28:00.000-07:002009-09-27T17:45:20.221-07:00La BoutiqueGeorgina, ejecutiva en una empresa importante de la comunicación, viste impecablemente. Sus compañeras reconocen con mucho respeto su gusto para la selección de la ropa que cada día resalta su belleza.<br /><br />- ¡Qué linda blusa traes hoy!- le dice una de las chicas subalternas que trabaja en servicio al cliente cuando pasa frente a su escritorio camino al comedor.<br /><br />- Gracias- contesta Georgina, quien también está presta a tomar su hora de almuerzo.<br /><br />Reunidas en el comedor, Georgina y unas cinco compañeras de trabajo, no falta su buen gusto por la ropa como tema de conversación en la mesa. Todas de la misma opinión.<br /><br />- Esta blusa me la trajo mi prima Josefina desde Francia cuando retornó de sus vacaciones la semana pasada. Ella sabe muy bien cual es mi gusto. Además de primas hemos estado compartiendo desde adolescentes- comenta Georgina ante un elogio más de una de sus colegas.<br /><br />Isabel, recién llegada a la empresa y con un sueldo inferior al de Georgina, comenta en su casa entre amigas de su sector como le gustaría vestir con la elegancia que lo hace una de las ejecutivas de la compañía. Resalta la diferencia de sueldos hasta que una de las chicas la interrumpe.<br /><br />- No seas tonta Isabel, vete el domingo en la mañana a Los Molina, en San Cristóbal. Es como un mercado de ropa usada importada en donde venden a muy buen precio. Nadie se dará cuenta.<br /><br />- ¿Si me decido a ir el domingo, me acompañarías?- le pregunta Isabel a su amiga.<br /><br />- Seguro Isa, así me doy una vueltecita. Hace mucho que no salgo, el salón no me deja mucho tiempo libre, sí iremos- responde su amiga.<br /><br /><br />El domingo en la mañana, ya a las 8:30 estaban Isabel y su amiga en el autobús hacia San Cristóbal. Le preguntaron al cobrador en donde se encontraba Los Molina y éste, con una sonrisa picaresca, les indicó el lugar. Una vez allá se sienten como perdidas entre tanta gente discutiendo precio y levantando una tras otra ropa del suelo para examinarla y entrar en acuerdo con el vendedor. Luego de casi media hora descubriendo el lugar, escucha Isabel una voz que le resulta familiar.<br /><br />- No, eso está muy caro- le dice una elegante mujer uno de tantos vendedores.<br /><br />Al volver la cara divisa a su ejecutiva a unos cuantos metros, portando una pañoleta que no le deja ver casi el rostro, discutiendo con un vendedor el precio de un vestido, el mismo que usaría en la fiesta de empleados y que también habría venido de “La Boutique” traído por la prima Josefina.Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-492975006850492142009-09-25T06:19:00.000-07:002009-09-25T06:27:28.727-07:00Cachú- ¡Apúrense, apúrense!- dice Héctor a sus tres hijos.<br /><br />Martha sale a las 6:30 de la mañana. Su trabajo, está a unos cuarenta minutos en transporte público desde la casa. Comienza a las 7:30. No tiene tiempo para preparar el desayuno, así que deja a cargo de Héctor esa responsabilidad. Afortunadamente se ha instalado a una cuantas cuadras del colegio a donde van los niños, un yaniquequero*.<br /><br />- Papi, yo quiero uno de huevo- dice el menor.<br /><br />- Y yo uno de jamón y queso.<br /><br />- Yo también- dice Héctor el mayor.<br /><br />Sin perder nada de tiempo, los yaniqueques están ya preparados y expuestos en una vitrina, cada niño es servido con diligencia. Ni siquiera se bajan del auto; su padre se los pasa a través de la ventana.<br /><br />- ¡Échale más cachú al mío!- le dice el menor a su padre extendiendo la mano fuera de la ventana con el yaniqueque agarrado.<br /><br />Héctor, no muy satisfecho con la demanda, procede a satisfacer a su hijo. El ambiente del auto se enrarece con el perfume emanado de las exquisiteces elegidas por los párvulos. El inconfundible olor a huevo se ha impregnado de tal manera que Héctor se ha visto forzado en más de una oportunidad a dar explicaciones cuando ha montado uno que otro colega del trabajo.<br /><br />- Papi, Víctor se embarró- dice Jorge el segundo mientras hace muecas a su hermanito menor sin que su padre lo note.<br /><br /><br />- Te vas a quedar así, estoy cansado de decirte que tengas cuidado, siempre terminas ensuciándote- dice Héctor algo molesto.<br /><br /> Víctor, con los ojos llenos de lágrima y una mancha roja que va desde el segundo botón de la camisa hasta la correa, es asistido por su padre cuando baja del auto para depositarlos en la escuela. La cura es peor que la enfermedad. Cuando le pasa la servilleta, la mancha se hace mucho más grande, ahora parece un mapa de los que dibujan en la clase de geografía.<br /><br /> Las muecas de Jorge, acompañadas de la expresión “cachú, cachú, cachú”, siempre sin que Héctor se percate, aumentan aún más las lágrimas y sollozos de Víctor.<br /><br /> Ya en la escuela, los compañeritos de Víctor lo reciben, como si hubiera sido premeditado, todos a una, con un coro que cambiará en curso de su vida.<br /><br /> - ¡Cachú, cachú, cachú!- le gritan en medio de carcajadas.<br /><br /> Desde ese día en adelante Víctor no se llamará más Víctor sino Cachú.<br /><br /><br /><span style="font-size:85%;"><strong>*El famoso “yaniqueque”, cuyo vocablo es derivado del original “Yoniqueque” (Jhonny Cake), es una herencia africo-francés y era preparado para que los marinos se alimentaran mientras pasaban largos períodos en alta mar. </strong></span><a name="8671019127490460352"></a>Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-32404543299716276292009-09-24T19:38:00.001-07:002009-09-24T19:39:28.224-07:00Viralatus CaninusLa familia, compuesta de cinco miembros, se dirigía durante el fin de semana al campo a visitar a la abuelita, a unos cuarentitres kilómetros al oeste de la capital.<br /><br />- ¡Papi, mira ese lindo perrito negro, yo quiero uno de esos, cómpramelo!- dice Rosina, la más pequeña.<br /><br />- No tenemos lugar- responde secamente el padre.<br /><br /> Un vendedor ambulante, siempre atento a sus clientes en los semáforos de las avenidas principales de la capital, ve las lágrimas de la chiquilla y se acerca a intentar una venta. No sabe que la razón para los llantos es el perro que en las manos trae hasta que escucha a la niña decir: “cómpramelo papi”, acompañado de más lágrimas y algunos sollozos.<br /><br />- No se pierda esta oportunidad, señor, este es un Coker Spaniel de pura raza y lo estoy casi regalando por tan sólo ochocientos cincuenta pesos- le dice al padre y mira a la niña haciendo un gesto para acentuar su interés.<br /><br />- No lo queremos- contesta más secamente el padre.<br /><br /> Al escuchar esta respuesta emitió Rosina un grito que dejó casi sordo a todo el que venía en el vehículo. Entro en un estado de histeria que molestó aún más a su padre. El vendedor, pensando que ahí estaba su oportunidad, metió el perro por la ventana moviéndole la cola para aparentar cierta empatía entre éste y la familia. El perrito tenía un tratamiento en el pelo, corte incluido, que lo hacía parecer como el pura raza promocionado. La niña lo agarró por una pata, casi se la rompe, en el momento mismo del cambio de luz del semáforo. El vendedor, para no dañar su mercancía, se vio obligado a correr junto al auto hasta que el padre, molesto, decide estacionarse a la derecha entre gritos del perro, de Rosina y del vendedor que veía pasar a velocidad los demás autos.<br /><br />- ¿Se lo lleva señor?- pregunta el vendedor.<br /><br />- Si papi, si. ¡Cómpramelo!<br /><br /> Acordada la transacción, para salir del paso y dejar de escuchar los gritos de Rosina, queda satisfecho el vendedor y la familia vuelve a la normalidad. El perrito, ahora Toby, va como un nuevo miembro a visitar a la abuela.<br /><br /> Ocho meses después el Coker cambia de color, ahora es amarillo y las orejas están tan paradas como las de un caballo.<br /><br /> - María, por eso no quería comprar ningún perro, lo que nos vendieron fue un verdadero vira latas, míralo, ahora es de otro color, no juega con nadie y se la pasa todo el tiempo durmiendo debajo del auto.Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-95844434993791818.post-28549316134787388112009-09-23T06:13:00.000-07:002009-09-23T06:18:58.718-07:00¿Y si llueve?Moncho se dirigió temprano en la mañana, aún no habían dado las ocho, al taller de Pichilo, conocido experto en reparación y embellecimiento de motocicletas calibre 70. Honda y Kawasaki nunca imaginaron que las transformaciones aplicadas por ellos a una bicicleta para convertirla en un vehículo autónomo y funcional, serían cuestionadas en un futuro por los técnicos de una isla colocada en el mismo trayecto del sol.<br /><br />-Moncho, primero le vamos a quitar los espejos retrovisores, eso no se ve bien y le resta velocidad- le dice muy seguro de sí el experto.<br /><br />-Tú sabes que yo confío en ti Pichilo- responde con cara de satisfacción.<br /><br />Primero eliminó los espejos y luego cortó más de 20 cm del guardalodos. La placa pasa a ser colocada a un costado y las luces de seguridad y dirección desaparecen totalmente. Para terminar su obra de arte le inclina el asiento, quedando la parte trasera ligeramente levantada.<br /><br />Moncho contempla fascinado.<br /><br />En la noche, algo impaciente llega Moncho diez minutos antes a su cita con Yolanda. Ella, sabiendo de su presencia, retarda aún más su salida para justificar aquello de que: “A los hombres hay que hacerlos esperar”.<br /><br />-¡Que linda está tu blusa blanca!- le dice luego de un beso de recibimiento.<br /><br />-Es la que me regalaste para mi cumpleaños. ¿No te acuerdas?<br /><br />-Si mi amor. ¿Nos vamos?- pregunta deseoso de subir a su obra maestra.<br /><br />-Está un poco nublado. ¿No crees que llueva?- observa Yolanda preocupada.<br /><br />-No, no creo, además de aquí a que lleguemos no cae una sola gota- le dice.<br /><br />No bien habían salido cuando un chubasco comenzó a caer sobre ellos. Es el momento en que los conocimientos de Honda y Kawasaki entran en contradicción con los valores estéticos de Pichilo. Las fuerzas centrífugas, concepto ignorado por éste y sus clientes, se manifiestan mediante el lanzamiento perpendicular hacia Yolanda, del agua enlodada atrapada por la goma trasera, dejando una raya marrón que va desde el ruedo hasta el cuello de la blusa.<br /><br />-¡Caramba mi amor, vamos a tener que esperar a que escampe para volver a tu casa a que te cambies!Bernardo Rijohttp://www.blogger.com/profile/02585224794148479753noreply@blogger.com2