miércoles, 14 de octubre de 2009

El Candidato

La campaña para la elección de los diputados y senadores, se acerca. Martha con su padre ya viejo y enfermo viviendo en su casa, está preocupada por las consecuencias que pudiera tener en la salud delicada del abuelo el estilo últimamente adoptado por los candidatos, caracterizado por una propaganda que usa como forma de difusión una maquinaria sonora que deja cortas a las explosiones de fin de año.

- No se si los nervios de papá soportarán esta nueva contienda- le comenta Martha a su esposo Carlos, también preocupado.

- Creo que nos la pasaremos en la clínica. Don Amancio está que cualquier ruido lo altera, hay que estar pendiente de los medicamentos para la presión- dice Carlos.

La familia vive en una zona residencial de la parte oriental de la ciudad. La congestión entre las siete y nueve de la mañana sobre los pocos puentes que pasan sobre el río es algo infernal. Salen tempranito y dejan bajo el cuidado de una señora al anciano con todos los números de teléfono a mano en caso de que algo se presentara.


- Don Amancio, abra la boca, venga, que le toca esta medicinita- le dice María. – Ya son las cuatro de la tarde, es hora de sentarse en la galería a contemplar lo que pasa afuera ¿Qué me dice?

- Um, um- contesta el viejo.

El candidato a diputado por la circunscripción en donde está la casa de la pareja, Pito Sisonó, ha programado para ese viernes en la tarde una marcha caravana, “un mano a mano con el pueblo”. Don Amancio, sentado en la galería, ajeno a todo cuanto acontece a su alrededor, ve pasar la gente por el frente de la casa y a veces hasta habla con alguien que no está, que llevas años de muerto. La Disco Light* de Pito, unos cincuenta metros adelante del aspirante, al pasar por el frente de la casa, con sus inmensas bocinas, irrumpe con un estrepitoso eslogan: “Pito Sisonó, el candidato del pueblo”. El estruendo fue tal que Don Amancio, sobresaltado por el embate sonoro, adelantó su horario para ciertas necesidades a las que ya se había habituado su cuerpo decadente. Sintió algo fuera de lo normal y de manera inconciente metió la mano en su pañal desechable para adultos.

- ¿Cómo está usted señor? – pregunta Pito cuando llega rodeado de su séquito y extiende la mano a través de la verja para saludar al viejo.

Acostumbrado a ese gesto, el abuelo, con una mano se levanta el sombrero y con la otra ofrece un saludo al candidato, quien al enterarse intenta zafarse, pero el abuelo, respetando instintivamente un antiguo principio de que cuando se saluda a un hombre se le aprieta como muestra de entereza, mantiene asida la mano del candidato por unos segundos más.

- ¡Muy bien señor! ¿Y cómo está su familia?- le pregunta el anciano a la persona amable y sonriente que lo está saludando.


*Nombre dado a un vehículo que carga inmensas bocinas y provisto de una capacidad de amplificación similar a la las de los artistas en concierto.

viernes, 9 de octubre de 2009

Policeman

Mario había recibido sus primeras clases en la universidad del estado, en donde luego del derrocamiento de la dictadura se vivía un ambiente de búsqueda de libertad, izquierdismo y vanguardia. Las clases eran regularmente interrumpidas por grupos estudiantiles que pedían permisos a los profesores para informar, invitar y crear conciencia en los recién llegados sobre las luchas y posiciones necesarias para encaminarse por las vías del progreso. Esos discursos muchas veces impresionaron a Mario que tan atentamente los escuchaba.

Mientras comparten en la esquina del barrio un grupo de adolescentes propone Mario, para demostrar su valentía y compromiso con la causa, escribir en las paredes de las casas consignas en contra de las autoridades.

- Vamos a escribir en la pared del partido de gobierno algo que impacte- dice a los compañeros que aún no habían comenzado la universidad, con intención de impresionarlos.

- ¿Y de quien vamos a escribir?- pregunta César.

- Vamos a comenzar con la policía represiva y abusadora- dice.

Ese término de policía despierta un miedo en César que se pone al acto de manifiesto. La semana anterior la patrulla se había llevado a José, su hermano mayor, solo por estar parado en la esquina pasado las 11:00 de la noche.

- No relajes con eso Mario- dice temeroso César.

- No te preocupes, lo escribimos en inglés, la Policía no va a entender nada- dice. - Son un montón de ignorantes.

Toma una felpa de punta gruesa y comienza a trazar en la pared del partido lo que entiende es una consigna que llamará la atención de la gente en torno a la conducta de la Policía. “Policeman is bad”, escribe lleno de orgullo.

- ¿Qué significa eso?- le pregunta César con mucho miedo y mirado para todos los lados.

- Eso quiere decir que la policía es mala- contesta muy seguro se sí.

No bien había Mario terminado de traducirle a César el significado de su consigna vanguardista cuando dobla la esquina una patrulla que nota la inscripción en la pared recién pintada del partido. En cuestión de segundos estaban rodeados.

- ¿Qué significa eso?- pregunta el teniente. -¿Ahí dice algo en contra de la Policía?- insiste.- ¡Dígame usted jovencito lo que dice ahí!- inquiere el oficial dirigiéndose específicamente a Mario.

- Comandante, ahí no dice nada en contra de la Policía, ahí lo que dice es
“! Po-li-ce-man-is-bad, po-li-ce-man-is-bad!”- Lee Mario dándole ritmo acompañado de unos pasitos que definen una extraordinaria coreografía. – Se trata de una canción de moda en los Estados Unidos- dice, y sigue tarareando y bailando ante la mirada atónita de César y los demás compañeros.