miércoles, 25 de noviembre de 2009

La Guerra de Abril

“La colina nos protege, no pueden vernos, eso nos da la ventaja que necesitamos. Si logramos llegar a ese punto tomaremos la delantera y los venceremos, no son más astutos que nosotros, además, están cansados” piensa la teniente algo nerviosa.

La contienda lleva dos días de haber iniciado. Los soldados, confiados en la astucia y valentía de su teniente, están esperanzados en alcanzar el punto estratégico que les daría la victoria.

- ¡Soldado, diríjase hasta aquel árbol, cuando esté allá háganos señales para indicarnos la organización del enemigo, cuántos son y cómo están distribuidos! ¡Recuerde que cuentan con franco tiradores, no se levante a más de 40 cm!- ordena la teniente.

- Si mi teniente- responde con aparente valentía.

El soldado se desplaza como una rana hasta llegar al árbol. Algunos disparos le hicieron pensar que ese sería su último día; no tenía ninguna experiencia; nunca había participado en nada parecido. En la academia, los fusiles no tenían balas verdaderas. Llega al árbol. Es una caoba centenaria de más de un metro de grosor en donde encuentra protección. Saca sus binoculares y comienza a hacer señales para cumplir la orden de la teniente. De repente se vuelve y pega su espalda contra el árbol. La teniente, con su catalejo lo ve respirando entrecortado. Protegido por el árbol, con sus binoculares en la mano derecha, no muestra señales de querer seguir observando y cumplir con su misión. La teniente comienza a preocuparse, desearía que el soldado siguiera informando, pero éste luce petrificado. Los disparos continúan. El soldado cae abatido. La teniente comienza a temblar cuando ve a cientos de soldados enemigos marchar hacia su escuadrón. Los ve sin miedo pasar, fusiles en mano, justo por el árbol en donde yace el soldado.

“Están demasiado cerca. ¡Retirada, retirada!”, grita la teniente.

- ¡Abril, Abril, despierta, hoy es tu primer día en la academia, debes prepararte!

- ¡Eh, eh!

- Estoy seguro de que seguirás la tradición de la familia, serás generala, lo presiento. ¡Vamos hija mía, levántate!- dice el padre lleno de orgullo por el futuro militar de su hija.

2 comentarios:

  1. Realmente me gustó mucho.
    ¿Te puedo hacer una crítica? Caoba centenaria de más de un metro (tres pies) de grosor, es un poco difícil de encontrar.
    Sigue escribiendo, lentamente desarrollarás un excelente sentido del arte del cuento corto. Los libros del Prodesor Juan Bosch, parece que han ayudado a realzar un poder oculto que llevas dentro. ¿Ya leiste mas cuentos escritos en el exilio?

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  2. Para tu información querido hermano, un árbol de caoba puede alcanzar más de dos metros de grosor...

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