miércoles, 23 de septiembre de 2009

El Pollito

Decidido a llevar a su casa lo que fuera de ella forma parte de su entretenimiento más importante, los gallos, trajo una mañana nuestro vecino un pollito de “calidad”.
El pio-pio, música en sus primeros días para nuestros oídos, recordaban dulcemente nuestra infancia en el campo. Mi esposa y yo nos contábamos, al escuchar el hijo corretear en el patio su nuevo juguete, el pollito, cómo de la misma manera muchas veces nos divertimos de niños.

-A mi me regalaron una gallina cuando tenía 7 años- me decía mi mujer. –Puso 7 huevos y luego de cada uno, cacareaba tan lindo. Los 7 pollitos la seguían por todo el patio. En la escuela no paraba de pensar en mi gallinita y sus 7 pollitos- concluía ella.

El pollito creció y los encantos se fueron con él.

Nuestro trabajo nos obliga a levantarnos a las 6:00 AM. Preparamos a nuestros hijos para la escuela y luego organizamos para irnos a laborar. El pollito ya casi un gallo comienza a dar sus primeros cantos. Canta justo en frente a la ventana de nuestra habitación. Comienza a las 4:00 de la mañana. Hace un mes que lo hace. Ya no es igual. Los 7 pollitos de la gallina de mi niña-esposa no tienen el mismo encanto. La paz de nuestro sueño fue interrumpida.

-¿Mi amor, que carne tenemos para hoy?- le pregunté esta mañana despertado por el cántico a las 4:15 AM.

-Cariño, ahí tenemos churrasco, punta de filete, costillitas, un rabito. ¡Dime tú cual deseas!

-¿No te apetecería un gallito?- le pregunté.

-¡Ay mira sí, por favor!

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