miércoles, 23 de septiembre de 2009

¿Y si llueve?

Moncho se dirigió temprano en la mañana, aún no habían dado las ocho, al taller de Pichilo, conocido experto en reparación y embellecimiento de motocicletas calibre 70. Honda y Kawasaki nunca imaginaron que las transformaciones aplicadas por ellos a una bicicleta para convertirla en un vehículo autónomo y funcional, serían cuestionadas en un futuro por los técnicos de una isla colocada en el mismo trayecto del sol.

-Moncho, primero le vamos a quitar los espejos retrovisores, eso no se ve bien y le resta velocidad- le dice muy seguro de sí el experto.

-Tú sabes que yo confío en ti Pichilo- responde con cara de satisfacción.

Primero eliminó los espejos y luego cortó más de 20 cm del guardalodos. La placa pasa a ser colocada a un costado y las luces de seguridad y dirección desaparecen totalmente. Para terminar su obra de arte le inclina el asiento, quedando la parte trasera ligeramente levantada.

Moncho contempla fascinado.

En la noche, algo impaciente llega Moncho diez minutos antes a su cita con Yolanda. Ella, sabiendo de su presencia, retarda aún más su salida para justificar aquello de que: “A los hombres hay que hacerlos esperar”.

-¡Que linda está tu blusa blanca!- le dice luego de un beso de recibimiento.

-Es la que me regalaste para mi cumpleaños. ¿No te acuerdas?

-Si mi amor. ¿Nos vamos?- pregunta deseoso de subir a su obra maestra.

-Está un poco nublado. ¿No crees que llueva?- observa Yolanda preocupada.

-No, no creo, además de aquí a que lleguemos no cae una sola gota- le dice.

No bien habían salido cuando un chubasco comenzó a caer sobre ellos. Es el momento en que los conocimientos de Honda y Kawasaki entran en contradicción con los valores estéticos de Pichilo. Las fuerzas centrífugas, concepto ignorado por éste y sus clientes, se manifiestan mediante el lanzamiento perpendicular hacia Yolanda, del agua enlodada atrapada por la goma trasera, dejando una raya marrón que va desde el ruedo hasta el cuello de la blusa.

-¡Caramba mi amor, vamos a tener que esperar a que escampe para volver a tu casa a que te cambies!

2 comentarios:

  1. No creo que solo lo veas tu, me encantan tus cuentos, solo que no soy fans de hacer comentarios, quizas eso le pase a otras personas. Rosmery

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  2. Bueno Maestro Rijo, fuerte debe ser un pegote de lodo en camisa blanca, como neón!!!

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